octubre 13, 2004

En busca de... ¿qué?

I. Orgullo Culturoso
Platicaba el día de ayer con Vil Capote sobre una extraña campaña de desprestigio contra la gente que esta metida en la cultura. Sin tamiz de ningún tipo se mete de todo en un conjunto nombrado “los culturosos”. Entre muchos epítetos más se les tilda de borrachos, de la trasnochada izquierda, pesimistas, tercos… etcétera. Supongo que debe haber de todo, como en la viña... como en cualquier sociedad. Pues bien para no hacer el cuento largo, lo que decidimos en ese momento de emotiva plática fue que teníamos que hacer algo para reivindicar el nombre de la gente que en verdad le interesa la cultura. No nos parece acertado, ni justo que nos metan a todos en una clasificación tan macuarra, porque sucede que en el mundo de la literatura, del arte, hay tanta diversidad como en la sociedad misma. Hay snobs por supuesto, divas, famosos, amargados, los genios que nadie ha descubierto, y la gente normal, que se toma el trabajo cultural como cualquier otro, como el del carpintero, el maestro, el vendedor, o el burócrata, el chofer, etcétera. Así que desde aquí estás líneas destinadas a todas esas personas que han hablado sin saber del todo del tema.

II. Motín en La Bounty
Día de tensión. De preguntarse porque las cosas irremediablemente avanzan sin detenerse hacia un invisible vacío. Reflexionar en el ayer y el ahora. En el estar arriba o abajo. La precipitación del tiempo. “Que los besos negados María ya no regresarán”. La seriedad en los rostros. Subir de la tribuna privada a la semipública. El cansancio de los proyectos. El abandono de los amigos. Y el efecto domino que no perdona. ¿Qué edificios de mi vida quedan por venirse abajo? A esto poco que me queda me aferro. Quizá una luz. Miedo a la luz. Pero soltarse. E increíblemente en medio de tanta turbación cómo le hicimos para en un año publicar diez títulos. Las cosas y su propio peso. El peso de ¿mi derrota? Tú sonrisa es una flecha cortante que me arranca la piel. Tus palabras cargadas de veneno. Contener la furia porque la furia no… Explotar. Mejor dicho implotar, porque todo hacia adentro se consume… se busca… gente que sienta la camiseta… este capitán antes que hundir con su barco, lo hundirá por sus propias manos. Porque los marineros han desertado. Y no, no han sido las sirenas… es tan sólo que el ronroneo del mar ya los cansó.

III. Mejor se hubieran quedado en la tienda
Y luego pensar en las palabras, en el papel, en las emociones que se necesitan para mover el dedo de la persona amada. Mirar ahora: Veo, veo: ¿qué ves? Lo que ya no exisate. Existió. En tu altar quizá aún queden mis recuerdos. Cenizas arrojadas a…. (ilegible)…. En fin que luego uno se pregunta, dar todo para esto… para esto… para esto…