abril 04, 2005

La muerte del blog

A todo santo le llega su fiestecita. A todo paseo Chapultepec le llega la muerte de su Papa. A todo blog le corresponde morir cuando las razones que lo vieron nacer, que le dieron continuidad, ya no son vigentes. Sí, se trata de luto. Se trata de abandonos. De despedidas. De conclusión de una época y el avizoramiento de otra. Mejor o peor, no se sabe. Aqui no hay Rodrigos de Triana que griten Tierra a la vista en el último momento. Aquí sólo un páramo blanco, donde de pronto revolotean negras cactaceas sin sentido. Colgar un teléfono puede ser la palada de tierra que recibe el féretro en la tumba. Colores para que los quiero. Que se abran nuevas puertas. Total, que si nos despiden por la de servicio, ya sabemos lo valiosos que hemos sido. Qué es el dolor sino una cuestion mental. Qué es el amor sino una fábula. Muere pues este blog. Lo mato. Lo suicido. Como prefieran. Ignoro si de su sangre brotará algún pegaso. Se petrifica. Lo amé y por ende lo mato.

Quedo en espera del fin del mundo...
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