noviembre 06, 2004

Este blog está de fiesta

Breve prólogo

Resulta que esta es la segunda versión de este texto. Hace apenas unos minutos lo escribía alegremente cuando por no se que malditos azares de la tecnología mi computadora quedo congelada. Por supuesto no había guardado nada así que tuve que ponerme a re-escribir... la idea es la misma, lo demás será lo más parecido. (Lo peor del caso es que había quedado satisfecho con la primera versión, en fin... dedos a la obra)

El texto

No cabe duda que hay hilos invibles que nos envuelve y que sólo de vez en cuando llegamos a percibir por breves instantes. Hace ya un par de años tenía la costumbre, quizá rutina, de cada sábado comprar el periódio español El País con el fin de leer el suplemento Babelia. Dejé de hacerlo cuando mi economía y el poco tiempo libre me lo impidieron. Ocasionalmente lo sigo comprando, no tengo una razón específica o un patrón para hacerlo, o tal vez no es algo que decida yo, es alguno de estos hilos de los que hablaba al principio. El día de hoy, tenía que tomar un minibús en la esquina de Morelos y Américas, lugar donde se encuentra ubicado uno de los puestos de periódicos y revistas mejor surtidos de la ciudad. Mi vista recorrió las novedades y al pasar por el periódico español se detuvo por algún impulso que atribuí a un reflejo del pasado. Hojee el suplemento y descubrí que estaba dedicado a El Quijote y sus 400 años. Antes de comprarlo me lo pensé por varios segundos: no he leído El Quijote y no sé nada al respecto excepto los lugares comúnes, ya saben, los molinos de viento, Dulcinea, Sáncho, etcétera. Finalmente decidí llevármelo. INtenté leer el suplemento en el camión, pero entre tanto brinco las líneas de texto más parecían lombrices de tinta enloquecidas. Por supuesto desisití. Ya de vuelta en casa me puse a leer Babelia con más calma... y ahí estaba. Sí, en un pequeño anuncio escondido entre todos los demás...

La nueva y última y póstuma novela de Roberto Bolaño

Por lo tanto, esta tarde iré de gira a las librerías de la ciudad a ver si por milagro, y vuelvo a pensar en los hilos invisibles, algún ejemplar espera en la mesa de novedades...